ADVERTENCIA:
Esta entrada contiene avances de la saga El cinturón de Deltora. No la leas hasta haber
terminado la cuarta parte, Las Arenas Movedizas.
Tal y
como diría Fray Luis de León, “como decíamos ayer”, Lief y
sus amigos siguen adelante en su aventura para reconstruir el mágico
Cinturón de Deltora; tras sacudirse los últimos granos de las
Arenas Movedizas, el trío de héroes afronta un peligro todavía
mayor: El Monte Terrible.
Tras escapar del
desierto y de la enigmática Colmena, Lief, Barda y Jasmine encaminan
sus pasos hacia el noroeste, hacia su próximo destino: el Monte
Terrible, hogar de los gnomos terribles. Por el camino se encontrarán
con los últimos miembros de la Estirpe, unas fantásticas criaturas
similares a canguros con alas y con la capacidad de hablar.
Expulsados de su
hogar por los gnomos, los miembros de la Estirpe se ven obligados a
permanecer exiliados en un pequeño bosque junto a un manantial; el
agua de dicho manantial posee maravillosas propiedades según quien
beba de ellas, ya que a los malvados los transforma en árboles y a
los de puro corazón les permite visitar en sueños otros lugares. De
esta forma, los miembros de la Estirpe pueden seguir visitando los
bosques que fueron su hogar, aunque sea en sueños.
Gracias también a
estas aguas, Lief descubre que sus padres han sido capturados y
torturados por el Señor de la Sombra; impotente, nuestro joven
protagonista sabe que la única forma de salvarlos es recuperando
todas las joyas del Cinturón. Con la ayuda de los miembros de la
Estirpe, el grupo llegará hasta el Monte Terrible, donde, además de
los gnomos, deberán hacer frente a múltiples peligros y sorpresas.
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