domingo, 20 de octubre de 2013

El refugiado

Cada vez me cuesta más mantener al día el blog. Apenas tengo tiempo, ganas y fuerzas para leer y escribir estas reseñas, no sé si será cosa de la edad, el estrés o una mala organización. Además, tengo un par de proyectos que me gustaría llevar adelante y que posiblemente me ocupen bastante tiempo, así que no os extrañéis si alguna semana no llego puntual a nuestra cita. Pero esta semana aquí estoy para presentaros “El refugiado” y cerrar así este pequeño ciclo por Stefan Zweig.

“El refugiado” es un relato muy cortito protagonizado por Boris, un desertor del ejército ruso de la I Guerra Mundial que trata de volver desesperadamente a casa con los suyos. Sin embargo, se encuentra aislado en Villeneuve, una aldea suiza a orillas del lago Ginebra, rodeado de gente que no habla su idioma y de cuya caridad depende para poder vestirse, comer y dormir. Todos los aldeanos tratan de decirle que lo mejor es que espere a que acabe la guerra antes de intentar el regreso a su país, muy agitado desde la caída del Zar, pero para Boris toda espera se hace larga e intentará llegar a Rusia sea como sea.

Y poco más se puede decir sin desvelar toda la historia, es la pega de ser una historia tan corta. Pero la escasez de longitud no es obstáculo para reconocer el estilo de Zweig: realismo y ternura. De esta forma, “El refugiado” puede ser una buena manera de empezar a leer algo de este escritor.

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lunes, 14 de octubre de 2013

Soul Eater

Hola a todos, bienvenidos una semana más a este blog. Hoy quiero presentaros otro de los mangas más conocidos en España; me refiero a “Soul Eater” de Atsushi Ohkubo.

En la ficticia ciudad de Death City se encuentra la academia Shibusen dirigida por Shinigami-sama, el dios de la muerte. En esta academia, Armas (humanos capaces de convertirse en distintas armas como guadañas, espadas, pistolas,...) y Técnicos (humanos entrenados para manejar Armas) se entrenan en el combate para poder capturar cien almas: noventa y nueve de hombres malvados y una más de una bruja. El Arma que consiga devorar estas cien almas se convertirá en una “Guadaña mortal”, un Arma de alto nivel capaz de ser utilizada por el mismísimo Shinigami y de defender amplios territorios de las malvadas brujas.

Los protagonistas de esta historia son Maka (una Técnica) y Soul (un Arma), dos estudiantes de Shibusen completamente decididos a capturar cien almas. Maka es una chica responsable y muy estudiante, todo lo contrario al perezoso Soul; además, los padres de Maka una famosa Técnica y una “Guadaña mortal”, es decir, forman parte de la élite de Shibusen, lo que hace que se sienta bastante presionada. Junto a ellos encontramos a Black Star, un candidato a asesino muy ruidoso y egocéntrico, Tsubaki, un Arma espada muy callada y silenciosa, Death the Kid, el hijo de Shinigami totalmente obsesionado con la simetría, y Patty y Lyz, dos Armas hermanas capaces de convertirse en pistolas. Juntos tendrán que hacer frente a la amenaza de las brujas y todos sus aliados, especialmente a la diabólica Medusa.

“Soul Eater” está formado por ciento diez capítulos repartidos en veinticuatro volúmenes. También se hizo un anime (cincuenta y un episodios) y se han desarrollado varios videojuegos basados en el manga.

Atsushi Ohkubo es un autor japonés de manga conocido principalmente por “Soul Eater” pero es también autor de “B.Ichi” y “Soul Eater NOT”.

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lunes, 7 de octubre de 2013

Leporella

¡Saludos a todos! Aquí estamos de vuelta para compartir nuestro placer por la Literatura y la palabra escrita. Hoy volvemos a un autor que ya conocimos antes de las vacaciones, Stefan Zweig, de la mano del relato “Leporella”.

La protagonista de esta historia es Crescencia, una campesina de Zillertal (valle situado en Tirol, Austria). Nacida como hija ilegítima, Crescencia fue criada y educada a expensas de la comunidad; tuvo que empezar a trabajar desde muy pequeña en el mesón de la aldea, primero como camarera, más tarde como fregona y por último como cocinera. Zweig la describe como una mujer amargada, ávara, terca y con aspecto de caballo (vemos que el autor no se ahorra ninguna lindeza con la pobre) cuyo único objetivo es ahorrar el dinero suficiente para poder pasar su vejez sin tener que depender de nadie más. Por este motivo, Crescencia acepta un puesto como criada en la casa de un matrimonio aristócrata en la lejana Viena.

Sus nuevos jefes son el barón de F., un noble menor venido a menos, y su esposa, proveniente de una rica familia burguesa; el matrimonio acostumbra a tener grandes discusiones por temas de dinero (que el señor barón gasta a manos llenas en distintos vicios) y raros son los días de paz en su casa, motivo por el que se ven obligados a buscar sustituto a todos los criados que los abandonas hartos de tanta batalla campal. Sin embargo, el nuevo hogar de Crescencia apenas altera su vida y se limita a cumplir su trabajo sin cruzar más palabras de las necesarias con el resto de criados o con los señores. 

Pero eso cambiará cuando un día por casualidad, el barón descubre que en una de sus frecuentes cacerías por Tirol, tuvo el gusto de probar un asado de ciervo preparado por la misma Crescencia en su antiguo mesón. A partir de este detalle y de las alabanzas y la familiaridad con la que ahora se dirige a ella el barón, Crescencia empieza a desarrollar hacia su jefe un sentimiento de simpatía y lealtad más propio de un perro que de un ser humano. Y junto a este nuevo sentimiento surge uno contrario de antipatía hacía la baronesa; tanto es así, que Crescencia comienza a cumplir con asombrosa celeridad cualquier petición del barón y a ignorar u olvidar las órdenes de la baronesa.

Dada la situación que tiene en casa, con discusiones diarias con su marido y la actitud de Crescencia hacia ella, la baronesa sufre una crisis de nervios y el médico le recomienda pasar una temporada de relax en un balneario. En cuanto se siente libre de la presencia de su esposa y con la total colaboración de Crescencia, el barón da rienda suelta a sus pasiones de soltero y empieza a salir cada noche hasta tarde y a traer a distintas amantes a casa. Precisamente será una de estas amantes, una joven cantante de ópera, la que le dé a Crescencia su nuevo nombre: Leporella (en alusión a Leporello, el criado de don Giovanni en la ópera de mismo nombre de Mozart). Crescencia (o Leporella) vive así feliz sirviendo a su amo, pero la vuelta de la baronesa pondrá todo patas arriba. Sin embargo, Crescencia está dispuesta a cualquier cosa con tal de volver a dejar “libre” a su amo.

En este relato, Zweig vuelve a hacer gala de su maestría para describir las situaciones más oscuras y feas con una ternura que en ocasiones roza la arrogancia; la forma de hablar de Crescencia como una campesina cerril y con pocos dedos de frente, asemejándola a un perro fiel y bueno pero sin conocimiento es un buen ejemplo de ello.

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