lunes, 6 de agosto de 2012

Donde moran las sombras

Negras humaredas se alzan hacia el cielo como columnas de gigantes que crecen carcajeándose de la suerte de los más débiles. Bajo ellas, miles de hogueras se alimentan con los restos de los corazones de aquellos que fueron traicionados. Hacia el sur, se oye el lamento de los soldados moribundos, muertos en batallas ya olvidadas, asesinados por sus enemigos mientras sus reyes y emperadores huían poniendo a salvo sus tesoros. En el norte, la montaña de los desdichados, aquellos que en los momentos de necesidad se encontraron solos, sin amigos ni familiares que les prestasen un hombro sobre el que apoyarse y seguir caminando. Todos muertos, todos traicionados, todos sufrientes de un eterno dolor y sin embargo, cambiaría mi lugar por el de cualquiera de ellos sin dudarlo. Porque yo habito donde la agonía y la miseria se disfrazan de ilusión y esperanza, a la orilla de un lago manso y tranquilo, poblado de juncos y cisnes, y contigo en el centro, tendiendo tus manos hacía mí. Pero los juncos son perversos y venenosos, los cisnes malévolos y con afilados colmillos y tus manos no son tales, sino garras insaciables y torturadoras. A la orilla de este lago llegaron todos los traicionados por un falso amor, y con cada nueva víctima tú te relames los labios sabedora de que ninguno será capaz de escapar de tus aguas ni de olvidar jamás su dolor.
“¿Cuánto vale un hombre cuando su sombra es mayor que él?” D.A.X.

2 comentarios:

  1. Sólo la esperanza de unas garras que sean de algodón y azúcar es capaz de mantener en pie incluso al que por piernas tiene alambres. ¿Existirán? No imagino un mundo que pudiera ser tan cruel..

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  2. ¿Qué nos queda cuando se pierde la esperanza? Nada, este micro-relato no pretende llegar tan lejos, es sólo el intento de reflejar una sensación puntual muy específica.
    También hay veces que no hace falta que el mundo sea cruel, basta con que uno lo sienta así para que todo se transforme y se tiña de negro.

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